
El magistrado de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia, Justiniano Montero, afirmó que un juez que no actúa con rectitud resulta vulnerable a presiones o tentaciones que comprometen su independencia.
El especialista en materia de ética del Poder Judicial consideró que la integridad es la armadura que protege al juez frente a influencias indebidas, por lo que debe exhibir una conducta intachable.
En sus reflexiones sobre la ética y la integridad, Montero entiende que la confianza pública se funda tanto en la percepción de imparcialidad, como en la autoridad moral del juzgador juez.
La integridad del juez es clave para mantener su independencia y protección frente a presiones externas
“La vida privada del juez también cuenta: No existe una separación absoluta entre vida pública y privada cuando se trata de integridad. El juez debe actuar siempre con decoro, evitando situaciones que comprometan su imagen o la del Poder Judicial”, precisó.
Explicó que el juez debe someterse a un estándar ético superior, guiado por principios de justicia, honestidad y equidad, ya que la administración de justicia constituye uno de los pilares fundamentales sobre los cuales se sostiene el Estado de Derecho.
“Es indispensable que su conducta esté regida por valores éticos sólidos y universales, entre los cuales se destaca el principio de integridad. Este principio es de medular importancia y de alta prioridad para preservar la confianza”, añadió.
La vida pública y privada del juez influye en su imagen y credibilidad ante la sociedad
Entiende que la formación de los servidores basada en una ética pública es esencial, porque esta disciplina auxilia respecto a lo que es conveniente o nocivo para la colectividad.
El magistrado ve como crucial que la formación ética de los jueces este basada en valores “Estos principios éticos guían sus acciones y decisiones.
En el caso de la República Dominicana, el Código de Comportamiento Ético, aprobado en su última versión por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia el 7 de octubre de 2021, está compuesto por cinco valores: «Buen-mejor juez», «Excelencia Judicial», «Confianza Pública», «Ejemplaridad» y «Transparencia Judicial».