El escolta dominico-estadounidense Koby Brea empieza a ver los frutos de su dedicación y perseverancia. Sin embargo, el joven jugador de 22 años tiene claro que el verdadero desafío apenas comienza.
La noche del jueves, Brea fue seleccionado en la segunda ronda del Draft de la NBA 2025 por los Golden State Warriors, con el puesto número 41. Pocos minutos después, fue traspasado a los Phoenix Suns, equipo que apostó por su capacidad ofensiva y su talento como tirador exterior.
Con esta elección, Brea se convierte en el jugador número 13 de origen dominicano en llegar a la NBA, reafirmando el crecimiento del baloncesto quisqueyano en la élite del deporte mundial.
“Me siento súper orgulloso de saber que puedo poner esta bandera en alto y que hay tanta gente que me apoya y quiere verme hacerlo bien”, expresó Brea, notablemente emocionado, tras conocer la noticia de su selección.
Orgullo dominicano
Hijo de padres dominicanos, Koby Brea ha estado ligado al baloncesto nacional desde muy joven. Formó parte del equipo de República Dominicana que compitió en el Centrobasket Sub-17 de 2019, dando sus primeros pasos en el escenario internacional.
“Ha sido un gran sueño hecho realidad para mí y mi familia. Llegar a este punto es un gran honor. Siento que no lo estoy haciendo solo por mí, sino también por mi país y por mi familia”, afirmó el escolta.
Formado en Kentucky
Brea, de 2.01 metros de estatura, jugó en la NCAA con la Universidad de Kentucky, una de las instituciones más reconocidas en la formación de talentos para la NBA. Con los Wildcats, se destacó por su inteligencia en la cancha, su eficiencia ofensiva y, sobre todo, por su excelente tiro de tres puntos.
Durante su última temporada universitaria, lideró su conferencia en porcentaje de triples, con una mecánica rápida y precisa que lo convirtió en uno de los tiradores más letales del país. Su capacidad para moverse sin balón y encontrar espacios le ha valido elogios de entrenadores y analistas.
Un apunte
Camino por recorrer
Ahora, con su llegada a los Phoenix Suns, Brea se prepara para enfrentar el reto más exigente de su carrera. A pesar de la emoción, mantiene los pies sobre la tierra y el compromiso con sus raíces.
