En el país, 8,121 víctimas han denunciado una violación sexual, pero la realidad siempre es más grande que las estadísticas. Estas violaciones marcaron la vida de las victimas causó una herida imborrable en su espíritu.
De este total, 7,115 corresponden a adultos que han sufrido la más cruel de las agresiones. Año tras año, las denuncias han ido en aumento. En 2017 se registraron 85 casos; en 2018, 634.
Mientras que, en 2019, la cifra escaló a 1,837; en 2020, en medio de la pandemia, se denunciaron 1,346; en 2021 se alcanzó el punto más alto con 2,333, para luego reducirse a 880 en 2022.
El mapa del horror tiene nombres y lugares específicos. Santiago lidera la lista con 1,168 casos; Santo Domingo le sigue con 1,044; San Cristóbal ha registrado 534; y el Distrito Nacional, 135.
Violación a infantes
Pero el dolor más profundo se refleja en la infancia. En los últimos años, 1,006 menores han sido víctimas de violación o estupro.
En 2017 se documentaron 196 casos; en 2018, 217; en 2019, 275 casos de niños que tuvieron que crecer con el trauma de haber sido violados y en la mayoría de los casos por alguien de su entera confianza.
En 2020, 101; en 2021, 114; y en 2022, 103. Cifras que podrían ser aún mayores, pues el miedo y la desprotección impiden muchas denuncias.
Las provincias con más casos de agresión infantil son Santo Domingo, con 241; San Cristóbal, con 121; el Distrito Nacional, con 82; y Santiago, con 53. Números que deberían encender las alarmas de un país que sigue sin garantizar la seguridad de sus niños.
La violencia sexual no es solo una cifra en un informe, es un peso que destruye vidas, que cambia para siempre a quienes la sufren. La impunidad y el silencio siguen protegiendo a los agresores, mientras las víctimas quedan atrapadas en un sistema que no responde con la urgencia que merecen.
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