El ministro de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), Franklin García Fermín, asegura que «no perdona» a ningún becario que se quede en el extranjero, excepto si devuelve al Estado el dinero invertido.
Empero, no existe un mecanismo para determinar cuántos se quedan fuera una vez graduados, pues el Mescyt solo tiene registro de los que voluntariamente reportan su regreso, sin que este proceso consigne más información que el año y el país de donde regresan.
De acuerdo con las estadísticas oficiales, entre el 2019 y 2023 se otorgaron 7,421 becas internacionales. Por otra parte, desde el 2019 hasta 2024 han registrado su retorno 3,897 beneficiarios que completaron su tiempo de formación.
Una de las razones principales que se argumenta para la «fuga de cerebros» es el bajo salario en el mercado dominicano y las limitadas oportunidades laborales.
Un ejemplo es el empleado de una empresa privada, becado por el Mescyt para cursar una maestría en España. Partió con la promesa de que, al regresar, su empleador lo retornaría a su puesto de trabajo. Sin embargo, el joven decidió permanecer en el extranjero.
Cuando un becario del Mescyt se queda en el extranjero está «rompiendo» el acuerdo firmado con la institución, en el que se compromete a retribuir a la nación con los conocimientos adquiridos, retornar en un plazo no mayor de dos meses luego de terminar los estudios, y residir aquí al menos dos años, indica García Fermín.
Aplica en todos los casos, exceptuando los becarios de modalidad virtual y los residentes en el extranjero con anterioridad a la beca.
El contrato entre el gobierno y el becado también estipula que, en caso de que se queden en el país receptor, el ministerio autoriza a la institución de educación superior donde estudió a aplicar todos los controles migratorios pertinentes.
«El Mescyt se reserva el derecho de utilizar los mecanismos legales nacionales e internacionales correspondientes para el regreso del becario, en caso de que éste no retorne en el tiempo establecido precedentemente después de haber concluido sus estudios. Además, reservará el derecho de perseguir de manera compulsiva, si fuera necesario, la devolución total de los montos correspondientes a la beca otorgada», establece.
Asimismo, García Fermín indica que una medida sancionatoria en esta situación es no firmar la carta de «No objeción» solicitada por el consulado extranjero, la cual pasa por la Cancillería dominicana y la del país donde el becario estudió, para que éste regularice su estatus migratorio.
«Es muy lamentable para nosotros, que estamos necesitando jóvenes capacitados y estamos haciendo una inversión tan importante para enviar 2,000 jóvenes cada año a formarse al más alto nivel, que algunos se queden y no vengan al país a retribuir lo que han recibido», expresa.
En los últimos seis años, el ministerio invirtió 7,338,112,343.05 millones de pesos. En el 2023, la inversión fue de 1,179,988,961.07, mientras que en la última convocatoria fue de 1,204,596,347.00 pesos.
Durante el proceso de formación, que puede variar de ocho a 24 meses, el ministerio invierte un promedio de 10,466.66 dólares por estudiante, un monto que incluye matrícula y manutención, en los casos que aplica.
Fuga de cerebros
En una entrevista para Diario Libre, el ministro expresa que para evitar esta «fuga de cerebros» la institución proporciona orientación a los estudiantes para que a su regreso puedan reinsertarse al mercado laboral, poniéndolos en contacto con empresas públicas o privadas para contribuir a la empleabilidad.
Según un ranking que elabora el sitio web de datos The Global Economy, en 2023 la República Dominicana ocupó la posición 39 de 176 países, con un índice de «fuga de cerebros» de 6.7 puntos, siendo el promedio general de 5.17. De 20 países de América Latina, el país ocupó el cuarto puesto, junto con Honduras.
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