Por Carlos Arturo Guisarre. El Banco Central de República Dominicana (BCRD) mantuvo bajo control la inflación hasta julio de 2024, con una expansión anualizada de 3.54% a nivel general, pero dos sectores, salud y educación, echan por tierra la gestión monetaria disparándose sus precios por encima de la meta del organismo.
El índice de precios al consumidor, o IPC, otro nombre para la inflación, reportó que los costos en salud subieron un 5.43% a julio de 2024, en términos anualizados. Algo similar pasa con la educación, con una expansión en el precio de sus servicios de 5.41%, siempre señalando una medida anualizada.
Lo que ocurre es que la meta de inflación del BCRD es de 4% +/- 1, es decir, entre 3 y 5%, de modo que el comportamiento de los precios de ambos sectores desafía el objetivo que se ha fijado el emisor monetario.
Ambos sectores, salud y educación, mantienen una tendencia de precios de sus servicios al alza, lo que complica los bolsillos de las familias de República Dominicana. El IPC de julio de 2023 marcó una inflación anualizada focalizada a salud de 4.96%, al tiempo que para los servicios educativos el incremento es de 7.92%, por lo que específicamente la educación se coloca por las nubes en el país.
En educación se puede identificar un factor significativo de estacionalidad, puesto que en julio es que los colegios privados llaman a los padres a matricular a sus hijos, y es en este proceso donde las familias adquieren la lista de útiles escolares, dolor de cabeza para el presupuesto del hogar cada año.
Los altos precios en los servicios de educación en República Dominicana pueden atribuirse a varios factores, tales como la demanda de educación de calidad, que suele superar la oferta, lo que permite a las instituciones fijar precios más altos. Las instituciones educativas de prestigio tienen una capacidad limitada, lo que incrementa la competencia por ingresar a ellas.
Igualmente, las instituciones educativas privadas suelen invertir en infraestructura moderna, tecnología avanzada y recursos académicos de alta calidad, lo que incrementa los costos operativos y, por ende, las matrículas. También, la contratación y retención de docentes altamente calificados y con experiencia también contribuye a elevar los costos, ya que estos profesionales demandan salarios competitivos.
Una falta de regulación en el sector privado puede llevar a la fijación de precios según el criterio de cada institución, sin un control que garantice la accesibilidad económica. Mientras que los costos asociados con la administración, el mantenimiento y la operación diaria de las instituciones también se reflejan en las tarifas cobradas a los estudiantes.
Por otra parte, las instituciones invierten significativamente en publicidad y mercadeo para atraer a más estudiantes, lo cual puede incrementar sus gastos generales. La combinación de una alta demanda, inversiones en calidad, falta de regulación estricta y altos costos operativos son factores que contribuyen a los altos precios de los servicios educativos en República Dominicana.
En torno a los altos precios de los servicios de salud, se pueden atribuir a la inversión en infraestructura médica moderna y equipamiento de última tecnología puede ser costosa, lo que se traduce en altos costos operativos que se trasladan a los pacientes; y a la ausencia de una regulación estricta y de transparencia en los precios de los servicios médicos, que llevan a prácticas arbitrarias.
Igualmente, muchos medicamentos e insumos médicos son importados, lo que incrementa los costos debido a los aranceles y otros gastos relacionados con el comercio internacional. Además, aunque hay un sistema de seguridad social, la cobertura que ofrece a menudo no es suficiente para cubrir todos los costos médicos, lo que obliga a los pacientes a pagar de su bolsillo.
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