España. – La Policía española detuvo a un hombre de origen cubano y a una mujer acusados de delitos relacionados con la prostitución de hasta trece mujeres en condiciones «infrahumanas«, además de otros contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.
El hombre se hacía pasar por una especie de chamán, la mujer era la encargada del burdel y fueron arrestados en la localidad de El Ejido, en la provincia costera de Almería (sureste).
Según informó este jueves la Policía en un comunicado, el arrestado captaba a las mujeres en situación irregular en España, quienes además se encontraban en circunstancias de especial vulnerabilidad socioeconómica.
Las amenazaba «con rituales esotéricos que les provocarían el mal» a ellas mismas o a sus familiares.
La mujer detenida sometía a las víctimas a un control que afectaba directamente a su dignidad como seres humanos. Denunciaron que las controlaba todo el día a través de un circuito cerrado de televisión y utilizaba el audio del sistema para darles instrucciones, incluso cuando se hallaba fuera del local donde eran explotadas intensivamente.
No se les permitía rechazar clientes o prácticas sexuales, incluso sin medidas de protección, y debían consumir sustancias estupefacientes si se les pedía.
En caso de negarse o pasarse del tiempo establecido, las víctimas perdían incluso la recaudación y podían llegar a ser expulsadas de la casa sin ningún recurso para subsistir.
La Policía detalla también que la arrestada daba instrucciones precisas a las mujeres sobre lo que tenían que decir a los agentes en caso de alguna inspección.
En los registros, los investigadores hicieron acopio de cuadernos de cuentas donde quedaba acreditado que la detenida se quedaba con cantidades que oscilaban entre el 40 y 50 % del precio de los servicios, y además detraía los gastos de higiene, alimentos, consumiciones o preservativos, llegando incluso a extender préstamos con intereses que «rozaban la usura».
Una de las víctimas declaró que aguantaba esta situación con tal de no volver a su país, donde era perseguida por razón de su orientación sexual.
Otras estaban «tan desesperadas» que se planteaban aceptar proposiciones de sus clientes, que les ofrecían alojamiento a cambio de convertirse en sus esclavas sexuales, según la Policía.
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